viernes, 11 de abril de 2014

Las pecas con sabor a vainilla

Las pecas de Pinzón
Me cautivan las pecas. Sobre todo cuando dibujan e invaden la piel. Cuanto más extenso sea el cuerpo que las habita, más me enamoran. Se eclipsan por la noche pero resplandecen cuando los rayos del sol las despierta. En la calle con nombre de pájaro, número 8, esta acumulación de pigmento en la dermis, se mezcla con el polen de las flores, se esconde entre la sombra de unas regias palmeras y de vez en cuando, danza al ritmo de la música de Estopa. Todas las tardes, las pecas con las que sueño, sienten el sudor entre el vello rubio que las recubre, se manchan de grasa y miran atónitas el
motor y los bajos de un todo terreno.
Porque el amo de estas pecas, que los dermatólogos definen como discromías, es ingeniero automovilístico. Dice que sus pecas son simpáticas, pero yo pienso que son caprichosas porque en verano se emborrachan de color granate... y si las miras de lejos se parecen a un bronceado suave.

Escena de Pulp Fiction, de Quentin Tarantino
Son pecas que duermen en una habitación con paredes redondas, donde preside sobre la cama un cuadro de John Travolta y Samuel L. Jackson. Ambos apuntan con una pistola en las manos - no sé muy bien a quién -  pero las pecas no se sienten intimidadas. Porque las pecas son valientes, como su amo, y atrevidas, como su enamorada. Contarlas sería un placer pero tarea incierta y poco matemática. Seguro que se acumulan de 11 en 11, porque ese fue el día que vieron la luz por primera vez. Yo intento definirlas aunque se rebelan porque tienen formas irregulares. Las pecas no entienden de humor ni de política. Saben a vainilla y huelen a tulipanes.

http://www.ojocientifico.com/3965/que-son-y-como-se-producen-las-pecas

¿TIENEN LAS PECAS UN SENTIDO EN NUESTRA PERSONALIDAD?


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